martes, 17 de julio de 2018

La Fe de mi calle

-Ay dios mio!! Todo está perdido, se me va, no sé que hacer... Es una gran parte de mi corazón, ayúdame, haz lo que quieras de mi.

Sin mediar palabra se levantó de la butaca, azul, incómoda y le besó su frente. Avanzó un largo pasillo y bajo unos 7 pisos hacia la calle. Comenzó a andar triste, compungido, acabado, roto por el dolor.

Aún tenía una milésima de fe y le quedaba sólo saltarse un último escalón. La gente lo miraba por la calle -pobre chico, qué le pasará. Así, atravesó un arco dispuesto a todo, a agotar los últimos recursos, jamás perdió la esperanza.

Delicadamente fue despegando uno a uno esos 5 cristales cuales 5 llagas, aprovechando la soledad.

El revuelo se desató al día siguiente, periódicos, telediarios,... no estamos acostumbrados a eso.

- Hola cariño.

Del bolsillo derecho de su pantalón, sacó un pañuelo de tela con delicadeza, el cual sin abrir y con la misma que lo sacó de si bolsillo colocó bajo una almohada.

Días más tarde con aún más desesperación volvió a levantarse y toscamente quitó el pañuelo que con delicadeza puso bajo su cabeza.

-Hola mi amor... (tose)

No hizo falta mediar palabra, un simple beso hizo sus lágrimas de cristal...